“Elegí estar fuera: hay una rebeldía que se está moviendo. Sin rebeldía no hay textos”.

Entrevista a Eugenia Prado1

Por Carolina Gainza2

Eugenia Prado Bassi es una escritora chilena que ha publicado varias novelas. “El Cofre” (1996), “Lóbulo” (2000), “Dices Miedo” (2012) y “Objetos del silencio, secretos de infancia” (2007, reedición en 2015), entre otras. En mayo de 2016 me recibió en su departamento en Ñuñoa, para conversar de literatura, su proceso de escritura y su relación con las tecnologías digitales, especialmente en relación con su novela-instalación “Hembros: Asedios a lo posthumano” (2006). Actualmente está trabajando en “Asedios”, novela en proceso, que le ha llevado más de catorce años y que surge de “Hembros”.

Tu literatura es bastante personal. ¿Podrías hablarnos de esa experiencia, que se plasma en tu escritura?

Yo no vengo de la literatura y creo que eso hace que mi proyecto literario sea más personal o menos convencional. Mis procesos creativos y mi estructura de trabajo son otros. Leo, diseño, escribo, me comunico a través del computador. Trabajo temas distintos, soportes y programas distintos, casi todo el tiempo frente a la pantalla del computador, viajando de un lugar a otro. Me interesan las tecnologías y redes. Los cruces entre soportes, disciplinas. Lo volátil, lo frágil con que se van armando las figuras en el entramado social, político, actual, local. Aun estoy pegada en cómo cambió el mundo de un minuto a otro en las últimas décadas. Me interesa establecer una tensión directa con quien me lee. Explorar una relación más “interactiva” con el lector, que es posible a través de blogs y redes sociales. Hay gente que dice que mis textos se quedan dando vueltas, otros que se les destapa la cabeza o que se dejan llevar o se van, imaginan cosas o se pierden. Mis textos no son fáciles. Pero, por qué tendrían que serlo. Mi propuesta tiene que ver con la deconstrucción de identidades y sujetos, el feminismo, la diversidad, el género. Me interesan otros pliegues y rendijas de los imaginarios, entrar, desarmar y rearmar, deconstruir, precipitar. Me encantan los libros, siempre estoy haciendo libros. Muchos libros. Mi vida está cruzada de todos ellos, pero no leo por obligación. Me cuesta leer libros completos. Mi tiempo es escaso y solo leo cuando un libro me atrapa y eso también sitúa mi trabajo al margen de una literatura clásica o “más convencional”.

Lo tuyo tiene que ver con una literatura más íntima y tus lecturas también son así, ¿no?

Es cierto, más íntimas. Mi escritura es de abrir puertas y ventanas, pero, literatura más íntima, no es que tenga que ver con mi intimidad. Algunos de mis textos están relacionados con etapas de mi vida. Pero mi trabajo más fuerte está en relación a los temas tabú. Mis elecciones de lectura también son más íntimas. Me gusta la escritura de mujeres, hay muchas mujeres escritoras que me encantan. Margaritte Durás, Patricia Highsmith, Clarice Lispector, otras más inquietantes como Slavenka Drakulic (El sabor de un hombre). También me interesa George Bataille o Foucault, Deleuze, no solo leo literatura. Me interesa entender mejor las relaciones entre el poder y los cuerpos. Destacar zonas ocultas. Me gusta el riesgo, el desenfado de la escritura. Arriesgarse y experimentar, indagar. Leo a pedazos, fragmentos, siempre estoy curioseando. Me interesa la palabra, el texto, la lengua, el trabajo de mis colegas escritoras, no daré nombres porque hay gran cantidad de escritoras mujeres que me interesan, algunas bien jóvenes y otras bien mayores. Soy “fan” de Diamela Eltit, admiro su obra y leo su trabajo y ahí sí destaco el nombre porque admiro su propuesta tan radical y me parece que es la mejor escritora chilena. Siento que, en general, los textos más convencionales, no todos, por supuesto, escritos por hombres, tienen demasiadas historias y personajes. Por otra parte, no me animan las aventuras, ni los grandes dramas, tampoco seguir pistas, ni atar cabos sueltos, a menos claro, que sean historias extraordinarias. Cómo no, José Donoso “El obsceno pájaro” o “El lugar sin límites”. Un trabajo lujoso y tan fino con la identidad, el poder, el género, lo local, la clase, las castas y que desde ahí me interpela. También están las complicidades literarias, los amores con los que se comparte la vida en el tiempo, mis amigos y amigas escritoras, sin estos diálogos tampoco mi proyecto sería posible. Eugenia Brito, Malú Urriola, Juan Pablo Sutherland, Jorge Scherman, Líbero Amalric, Nicolás Poblete. Me interesa cómo avanzan sus obras, sus proyectos literarios. Dauno Tótoro, mi socio de Ceibo y Diego Ramírez y su Editorial Moda y Pueblo, proyecto que admiro y del que, modestamente, me siento parte.

Cuéntame ¿Cuál es la relación que estableces con la tecnología? ¿Cómo impacta esta relación en tu proceso creativo?

Cuando me encontré con un computador por primera vez no lo podía creer.  Terminé mis estudios de diseño el año 1985. Aun no había computadores en la Universidad. Aparecieron a mediados de los ochentas. Lo tecnológico me cruza y coincide con mi experiencia de vida. Coincide con mis rebeldías, mis decisiones, con pelear cuando había que hacerlo. Con salir de casa sin estar casada ni depender de un marido, además de entrar al mundo adulto sin formación política, mi padre, con quien viví siempre, no estaba con la izquierda. Eso implicó moverme mucho, para hacer un camino independiente.

En esos años, no solo hubo dictaduras en América Latina, también estaba instalándose el gran cableado de la red. Era el inicio de la era de la automatización, las comunicaciones, el boom de tecnologías y la electrónica. Sonda fue una de las empresas pioneras en materias de automatización, proceso entre los años ochentas y noventas. Se nos venía la época de la chatarra y los aparatos desechables, casettes desplazados en pocos años por cds, equipos de música, stereo-grabadoras, syquest, diskettes, discos flopy, discos duros. La proliferación de aparatos, en paralelo con soportes capaces de contener toda la información que pronto sería de los actos y desplazamientos humanos, obras, escrituras, cuentas bancarias, carteras de clientes, deudas, circulando por la red. Hubo que seguir rigurosos adiestramientos porque el mundo se nos venía encima, literalmente. Millones de registros expandidos circulaban por las redes, generando capas y más capas de almacenaje, bits, kilobits, megabits, terabits. Todo el mundo conectado, empezaba a registrarse en los nuevos soportes ya que las tecnologías, no solo permitían la automatización y reducción de mano de obra y su reemplazo por máquinas “más eficientes”, máquinas que muy pronto nos permitirían mirarnos el ombligo y muy pronto estar “en las nubes”. Computación en las nubes o los llamados clouds, que nacían para evitar a hackers y proteger la vulnerabilidad de los sitios web. Pero, por otra parte, el acceso a la red, pensaban, te permitiría acceder a las mismas zapatillas de moda y que todos fuéramos iguales.

Imagino que fui de las primeras en usar computadores, porque trabajé en una oficina de diseño que tenía cercanía con Apple, representante y distribuidor oficial de la marca en Chile. Nos llegaban los equipos de última generación.

Necesité salir del pequeño nicho y me conecté al mundo abierto y expandido del ciber espacio. Aprendí a desplazarme y viajar por un mundo digital que no deja de sorprenderme, porque todo se está moviendo y a toda velocidad. Porque al final depende de ti, qué espacios visitas o qué haces con tu tiempo. Necesité salir de los soportes, los formatos, las asfixias. Elegí estar fuera: hay una rebeldía que se está moviendo. Sin rebeldía no hay textos. Vivimos en ese vértigo. El cambio es radical. Me interesa registrar esos desplazamientos. Estar atenta a los cambios. Somos una especie muy rara los humanos, una especie que me imagino, ahora mismo está mutando. Me gustaría pensar eso y que la especie humana irá mejorando, sería poderoso que eso fuera posible, contra la competitividad desgarrada y las luchas territoriales, veo proyectos que funcionan. Jóvenes que se juntan y proponen otras formas de vivir.

A esos lugares estoy atenta. Me interesa el desarme. Rearmar. Con estas nuevas formas que adoptan los cuerpos. Somos parte de la piel de un enorme organismo, así me siento, también me siento autista, activista y mundana. Hoy es bueno replantearse las ideologías, ya no es suficiente seguir hablando de la izquierda con un vaso de vino en la mano. Es fundamental pensar las izquierdas. Hoy no es posible no ser feminista, izquierdista, ecologista. Entonces, cómo se vive lo simultáneo en esos procesos. Me interesan las ideas, la política, reflexionar sobre el mundo. Deambulo por las redes porque escribir es político y para mí lo micro funciona. Es bueno moverse y dejar de echarle la culpa al sistema. Dejar la comodidad y ponerse en la incomodidad. Entender, leer, estudiar, atentos a cómo se mueven las máquinas y las estructuras que nos tienen tan mal. Chile está plagado de abusos, neoliberalismo extremo, mercadeo aberrante, discriminaciones. Se necesita poner atención a cada cosa, se vive un momento extraordinario en nuestra historia nacional, no se sabe qué pasa ni qué va a pasar pero estamos en medio de un gran alboroto.

El problema es que cuando nos organizamos los humanos, aunque sea en pequeñas porciones, se vuelven a producir los mismos vicios. Arrasamientos, faltas de respeto, machismo, atrasos, violencias, brutales femicidios, discriminaciones. Siento que nos falta tanto. Así y todo es bueno preguntarse cómo queremos vivir, cómo queremos armar nuestro entorno. De todas estas cosas están hechas mis reflexiones y mi escritura.

La novela que estás trabajando ahora, ¿no? cuéntame un poco de ese proyecto.

“Asedios” actúa por acumulación. Escritura, lecturas, reflexiones, observación, elaboración, investigación y otra vez escritura y corregir y mover ideas, atenta a todos estos temas que te mencionaba. Son años de trabajo.

Mis textos son risomáticos, se multiplican armando otras cadenas de significados. ¿Cómo se relacionan los cuerpos-masa en un sistema neoliberal tan abusivo y extremo? ¿Cómo son sus cruces? ¿Cómo se establecen nuevos espacios de resistencia y de lucha? ¿Cómo se aprende a vivir en un tiempo simultáneo? Preguntas sobre preguntas, mi trabajo es desde el lenguaje por lo que mis textos van alterándose bastante respecto a las primeras versiones. Asedios es un texto raro, móvil, conspirativo.

Hay un afán de experimentación en tu literatura, es bien característico de tus novelas.

Pienso que tengo más libertad porque estudié diseño y no literatura, historia, ciencias sociales, periodismo o alguna otra carrera humanista. Me relacioné con las artes visuales, la plástica, la fotografía, la arquitectura y construí un lugar propio, esos cruces con otras disciplinas y desde esas experiencias surge también mi trabajo. Cuando era una niñita y me preguntaban qué quería estudiar, jamás habría dicho que quería estar frente a un computador el resto de mi vida. No deja de asombrarme cada día de mi vida. Como puedo vivir pegada todo el día a la máquina.

La libertad también tiene que ver con los desplazamientos que hacemos por los temas. En el año 2007 publiqué “Objetos del silencio, secretos de infancia”. La novela más novela, con estructura de novela y creo que es uno de los textos más arriesgados que he escrito. El libro relata escenas reales de la sexualidad de los niños. Hay casos de abuso, pero son los menos, la sexualidad de los niños se cruza con esas violencias. Habla de las iniciaciones sexuales y cómo se viven estas experiencias desde distintas personas o cuerpos. El libro entra en una zona opaca, silenciada. Un mundo que no se toca (abiertamente) pero sí se toca, cargado siempre de culpas y pecaminocidad. Entonces, pensé este libro que no toma una opción desde la moral y eso lo convierte en un libro incómodo.

Esta línea no tiene nada que ver con lo que generalmente escribo, pero, también necesito cambiar de tema. Quizás en esta me he quedado más pegada. Porque “Lóbulo” tiene directa relación con “Hembros” y con “Asedios”, y es como el trabajo estructural de mi vida. Lo demás son las golosinas que a uno le pasan también, que quiere hacer otras cosas, diseño, tengo una editorial compartida y me muevo.

Hay un dejo de rebeldía en tu trabajo creativo…

Tiene que ver con escribir contra la palabra y la estructura. En “Hembros”, por ejemplo, aparece un video que se llama ‘Odio a mi padre’ y es súper fuerte.

La gente me preguntaba después, incluso con compasión, si yo odiaba a mi padre. Es difícil que los que no escriben entiendan que los textos no son personales y que hay algo que se trabaja seriamente y es lo que se busca trasmitir y que son estas cosas que me han motivado siempre. La relación de poder con el padre, por ejemplo, como figura del patriarcado.

¿De dónde surge la idea de hacer una novela instalación? Porque es una cuestión súper experimental.

Es que ahí yo conocí a John Streeter que es mi marido. Yo tengo marido músico y le encantó el trabajo, lo que yo escribía. Además, yo tenía mucha relación con la gente de teatro porque en un momento de mi vida fui amiga de la gente de La Batuta. Entonces era amiga de Julio Milostich, Alejandro Trejo, del José Manuel de La Batuta, de la  Quena Arrieta. Yo tuve una intensa relación con ellos, entre los 21 y los 24 años, era alucinante para mí, se hacían cosas creativas.

Un día nos encontramos con Cecilia Godoy y John Streeter en Plaza Ñuñoa y empezamos a conversar y tirar algunas líneas sobre el texto, la idea de “Hembros”, y finalmente decidimos desarrollar un proyecto que ganó una beca FONDART, ¿Por qué no desarrollamos un montaje, hacemos algo? Y fue súper, fue tremendo montaje y un tremendo trabajo actoral para Cecilia Godoy, que hizo “Hembros”.

La novela instalación “Hembros” ocurrió durante el 2004. Tengo entendido que no hay registros completos de la instalación.

No hubo registro lamentablemente, porque postulamos a un proyecto de artes integradas, primer año que se abría este fondo. Ganamos como diecisiete millones para hacer el montaje y fue el 2004. Haber incluido audiovisual hubiera sido mucho más caro. Por eso no hay registro. Salvo el de una amiga que hizo algunas grabaciones, pero no se qué pasó con ese material.

Entiendo, además en esa época no es como ahora que todo el mundo graba y siempre queda un registro.

En esos años la internet era lenta, lenta, pero lenta, era complicado porque los equipos tenían poca memoria para trabajar los grandes formatos a menos que tuvieras grandes equipos, pero yo tenía un mac, normal, acondicionado para diseño y no para audiovisual (que tenían más memoria). Tuve que diseñar tres gigantografías de tres por cinco metros, que se instalaron en el galpón Víctor Jara, como parte del proyecto, y recuerdo que me demoraba horas de horas en el proceso. La red era más inestable, perdías información, se caía el sistemas. Se dañaban los archivos, en fin. En 14 años el mundo cambió, en 10 años el mundo cambió. Ahora las máquinas son cada vez más rápidas.

En los enlaces a escritos tuyos que me enviaste, hay un texto donde señalas que todo el texto está cruzado con esta idea de los flujos, así como los cuerpos también están cruzados por flujos y el lenguaje. Hay una relación con lo digital, con el tema de la repetición, cuando dice “rebobinar, rebobinar, rebobinar”.

Bueno, el montaje tenía siete escenas y cada escena estaba intervenida por “rebobinares” que iban en aumento de información y de intensidad. El principio solo sonido, luego luces y focos y movimientos y se iba complejizando en intensidad, sumando, capas de capas de capas de información hasta llegar a los sonidos del porno. Porque eso era lo que había en el texto, por un lado, y por el otro lado está la sensación de ser invadidos por el mercado y el consumo.

En “Lóbulo”, en “Hembros” y en“Asedios”, la novela que estás escribiendo ahora, está la problemática de la identidad, cruzada por lo tecnológico. ¿De qué manera convives con la tecnología, cómo afecta la construcción de sujeto?.

La extensión de la mano es el teclado, el teclado conectado a la máquina, la máquina conectada a las redes, las fibras ópticas conectadas al mundo y a otros teclado una red de sujetos conectados, usando espacios reducidos, cubículos. O sea, hay que está cableada, estamos todos cableados.

Las ventajas, puedo hablar con un amigo que está Alemania, con dos horas de diferencia hablamos en simultáneo, es algo impensable. Como te digo, no dejo de sorprenderme. Vuelvo a pensar en los celulares y algunos se negaban y otros usaban celulares de palo, hoy casi todos tenemos celulares y además muchos estamos conectados. En “Lóbulo” hay algunas escenas del Paseo Ahumada,  repleto de vendedores ambulantes. Estábamos en plena dictadura, había represión. Recuerdo los buses, El Galpón Matucana 19. Estaba todo pasando pero había algo que se estaba alterando, que era esta cosa del capitalismo desatado y que iba a venirse encima. Yo pasé por la época de súper consumo que iba casi… No sé, cada vez que estaba deprimida me compraba algo nuevo, después tuve que empezar a botar cosas porque estaba llena de cosas. Luego me puse austera. En el aire estaba marcada una obsesión por el consumo y que nos agarraba intensamente.

Por otro lado, la pérdida del lenguaje, los textos reducidos a su mínima expresión, eliminando palabras y acortando otras, cada vez más rápido, ampliando planos de realidad.

Todas las amenazas del mundo. Un mundo contaminado. Armas, guerra, sexo, pornografía. El mundo entero en Google, no deja de ser impresionante.

Es impresionante. Tú lo graficas muy bien, con esta idea del cuerpo atravesado por los flujos. Finalmente, es el tema de las redes…

Estamos totalmente cruzados. En ese sentido, vivimos la comunicación máxima, la piel se junta con la piel, todos somos un gran organismo; y ahora hay más consciencia porque no queda otra.

Y en términos narrativos, ¿tú crees que esta idea del flujo que está en lo digital afecta tu escritura de alguna manera también? Por ejemplo, mencionaste que tu trabajo es transdisciplinario. Además, de alguna forma tus historias también son fragmentadas, como las redes.

Tiene mucho que ver con eso. Las escenas se pueden desplegar y abrir, también pueden estar sucediendo en simultáneo, en los textos, sobre todo en los cruces, eso es suma, fragmento, capas, layers. El satélite, el mundo desde arriba, en las pantallas y a través de todo lo que vas seleccionando aprendiendo en la infancia. Yo creo que vamos a ir mutando, los niños tienen mucha capacidad de percepción y pueden hacer mucho más en simultáneo. Hay niños que están con la televisión prendida, estudiando, chateando y todo al mismo tiempo. Cómo, selección, velocidad, percepción más ajustada. Cuerpos maquinales que se van ajustando a los nuevos tiempos. Una genética, imagino, biocuerpos.

Somos los protagonistas de un tiempo de cambios poderosos. Qué mejor que registrarlos, creativamente, desde el lenguaje, con más libertad, soltar la pluma y aceptar que escribir y vivir es lo mismo. Yo lo vivo como eso, lo vivo como un cuerpo aislado, o sea, para mí “Asedios” tiene que ver con un cuerpo aislado frente a una pantalla, un cuerpo de mujer que podría ser un hombre, un cuerpo híbrido, un biocuerpo conectado en un plano de realidad.

Por otro lado, están los lenguajes que cruzan este cuerpo y las pantallas que multiplican estos lenguajes, sumando planos de realidad.

Ya que has tocado el tema del lenguaje, que es fundamental en tu obra. ¿De qué forma las tecnologías afectan el lenguaje, lo transforman, lo infectan o lo liberan?

Me interesa mucho ir metiéndose en esto. Por ejemplo, este sujeto, es como si llegara un sujeto de otro planeta, por tratar de poner así la ficción más gráfica, aunque no es lo mismo porque estamos hablando del puro lenguaje, es como si llegara un sujeto de otro planeta, se instala y a través del computador se da cuenta de cómo es la realidad, como fue nuestra época, como vivimos estos tiempos. Entonces, se encuentra con archivos, cartas, textos.

Pero de pronto también se le mete la historia de lo que hay en ese computador y aparecen escenas de infancia, cruces de la biografía y creo que, en ese sentido, también es súper importante para mi sumar la biografía, porque las mujeres no podemos. Yo creo que nadie puede, escribir desde otros lugares que no sean la biografía, la biología, es lo que más nos conecta. Hay una alteración, hay un recorrido en mis textos que siempre está tentando la lengua, a veces forzándola, otras dejando que las cadencias sigan sus voluntades. Hay un trabajo de lenguaje súper acucioso. Burlar los estereotipos. Escribir desde el cuerpo y con el cuerpo, con la lengua y el pulso. Las rutinas, el trabajo sistemático, la acumulación de escrituras y la disciplina, solo puede dar buenos textos. Y como forma de trabajo, trabajo en el computador, hubo años en que tuve cinco versiones del mismo texto, cuando aún era “Hembros”. Hubo tiempos que dejé de trabajar ese texto y estuve en otros y luego que pasaba el tiempo ya no sabía cuál era el último archivo. Tenía cinco o seis versiones y textos sueltos por todos lados un millón de textos, entonces… era horrible, una sensación de pérdida feroz. Luego de tantos años he decidido soltar, jugar, desprenderse y seguir escribiendo. Porque al final siempre estamos escribiendo sobre lo mismo.

Un hipertexto. ¿Cómo conectarlo?

En “Cierta femenina oscuridad”, trabajo el hipertexto, no es que puedas ir de un lugar a otro en la red, porque aún no había red, pero sí eran textos que se conectaban con otros textos, I ching, diccionario, Coro Griego, Música incidental.

Saltar Crear vínculos con otros textos, alianzas, estéticas. Ser testigo modesto, como dice Donna Haraway, de un lugar, un habitar, una forma.

¿En este sentido es que defines tu escritura como “siempre en proceso?

Tengo algunos textos que son muy alterados en su sintaxis, de una estructura compleja y complicada, ni siquiera yo después de quince años de escribirlos he podido entender porqué aparecieron, de dónde, luego de años, empiezo a entender por qué escribí esos textos. Es como apelar a zonas que no estaban activadas y que ahora se activan. Sigo pensando en cerebros, maquinas, organismos gigantes, vistas desde arriba, en satélites.

Es que además eso se plasma un poco la estructura de tus textos. Porque esto de jugar con caracteres grandes, los textos pequeñitos, el cambio de lugar, eso es una cosa que, de alguna manera te lo permite lo digital, pero también da cuenta de que tú estás pensado de otra forma/en, o en otras formas.

Yo creo que justamente tiene que ver con pensar que el mundo es mucho más de lo que imaginamos, cada ser humano es un mundo. Pero, también hay otros mundos. Eso es la otra cosa interesante, que cuando se abrió todo, los satélites, las redes y todas las cosas al mundo, nos empezamos a enterar, por ejemplo, que hay un lugar en África donde una mujer de una pequeña tribu gana un dólar al año, una cosa increíble, y su hijo no puede ver o está casi ciego durante siete años por una conjuntivitis que mejora con unas cuantas gotitas de medicamento. Un médico le puso esas gotitas, y el niño volvió a mirar. O sea, uno se entera de todo. Ves programas científicos y es increíble. Ahora, soy busquilla, estuve casada con un psiquiatra, y me encanta leer y saber más de psiquiatría porque nuestra mente es impresionante. Me toco ir al Peral, entrevisté algunas pacientes, me interesa, la enfermedad, la locura, el uso y el abuso de medicamentos, el control, me interesa pensar en cómo nos mueven.

Ahora, te quería preguntar más acerca de tu relación con la tecnología, como escritora, creadora, lectora. ¿Cuál es tu relación con la interactividad que genera la tecnología? Tú tienes un blog ¿cierto?

Tengo varios blogs, casi para cada uno de mis libros o montajes. Uno donde está mi trabajo como escritora http://publicados-eugeniaprado.blogspot.cl Además, están para descarga completa en pdf., “Lóbulo” y “Cierta Femenina Oscuridad”, en la web de unas amigas http://www.bibliotecafragmentada.org. Es una buena forma de almacenar el trabajo. Dejo algunos sitios donde está mi trabajo en el ciber espacio http://desordenesmentales.blogspot.cl,http://hembros-eugeniaprado.blogspot.clyhttps://www.youtube.com/watch?v=_l-z1LK9xEQ

Claro, hay texto ahí y también hay una necesidad, lo que permite las redes sociales de interactuar con los lectores, ¿cierto? ¿Cuál es tu relación con eso?

José Salomón, un académico y amigo, además de lector, está haciendo su doctorado en la Universidad de Chile y trabaja con el sujeto subalterno. Juan Pablo Sutherland, sujeto gay, con Cynthia Rimsky, sujeto migrante y mis textos, sujeto femenino subalterno. Según su trabajo, mis textos se vinculan con un lector activo, participativo, están en conexión con el otro, un lector imaginario para mí, con el que yo estoy en diálogo permanente.

Pero ahora la redes te permiten un diálogo real, como lo que pasa en los blogs con los comentarios que tus lectores pueden dejar. Y también, potencialmente, pueden intervenir en las historias.

El año 2007, en mi blog de “Hembros” aparece un comentario que me pareció alucinante (https://www.youtube.com/watch?v=YdRT_4VyW_k) me quedó dando vueltas, y ahora sigue flotando en alguna parte. Nunca conocí al sujeto que hizo el video, pero ese hombre dejó un registro, su huella, prueba de que existió y fue real. Es lo lindo de la web, te encuentras con sorpresas y cosas lindas, también horrorosas. Todo eso, indudablemente cambia la mirada. Ahora, si todo se modifica, tendrán que modificarse las ideologías, avanzar, replantearse, lamentablemente vemos retrocesos atroces. Incluso, puedes vivir aterrorizado por todo lo que ves o ser indolente frente a lo que ves. Un bombardeo constante, por un lado en las pantallas, en la televisión, además de las comunicaciones en paralelo. La ansiedad de la gente por filmarse, fotografiarse. Nos rodean las imágenes. Cada uno cree que su mundo es el centro de todo y lo más importante. Niños fotografíados, filmados, familias felices y no tanto, encuentros, comidas, tragos, ropa, hasta lo que comes aparece compartido en las pantallas. La información privada circula en lo público por Facebook. Un narcisismo desmedido por un lado, híper ventilado pero también la soledad brutal de mucha gente produciendo o perdiendo tiempo en sus computadores. Yo siempre estoy hiperconectada, y hay gente que me dice que cree que voy a todos los eventos y lanzamientos que comparto, y la verdad es que me muevo muy poco de mi escritorio. Como escritora y comunicadora comparto lo que me interesa en las redes porque me interesa mostrar el trabajo de los demás. Tengo muchas relaciones con amigos artistas y siempre estoy promoviendo el trabajo de colegas artistas, no solo literatos, textos teóricos y también mi trabajo, por supuesto, hay que aprovechar las redes para encontrar a nuestros lectores.

Y en tu trabajo en la editorial Ceibo, ¿Cómo crees que Internet ha afectado la industria editorial, por ejemplo, a la circulación? porque en internet hay una especie de circuito cultural alternativo.

Revistas digitales, intercambios entre países; cine; documentales on line, textos, investigaciones, periodismo; la Academia. Todo circula por la red. Un flujo constante de conocimientos y acumulación. Aparte la información oficial (Copesa y los Edwards). Me parece que el fenómeno de editoriales independientes empezó a surgir con mucha fuerza en la última década. No solo en Chile, en muchos otros países y el mundo. Las tecnologías y las máquinas permiten hoy imprimir libros en soportes con sistemas muy eficientes, puedes hacer 100 libros o 50, todo eso antes era impensable. Estas editoriales han ido abriendo nuevos espacios a la literatura, y a la gente joven. Hoy todo el mundo escribe (cuando digo todo el mundo me refiero a los pequeños espacios donde nos movemos, que siempre son reducidos), gente joven escribiendo, leyendo, investigando, formulando ideas. Me parece bonito que se estén generando muchos textos pues desde ahí debieran aparecer los nuevos discursos. No hace tanto que nos atrevamos a hablar, exponer, discutir de política algo que antes no sucedía. Y eso tiene que ver con los libros, muchos libros circulando y nosotros somos parte de eso, Ceibo partió hace unos años y abrió un espacio a temas que antes no circulaban, derechos humanos, investigación periodística, historia, testimonio y denuncia social, recién cuarenta años posteriores al golpe. Es una manera de buscar una vida más justa de más equidad y mejor para todos. En este sentido, lo digital y las redes han permitido la circulación masiva de estos materiales. Por otra parte, también existe Wikipedia, que, muchas veces adolece de información fidedigna, contiene errores pero existe. Pero tampoco es algo tan raro, a nosotros también nos pintaron la historia de América de una manera sesgada y bajo un prisma de intereses particulares. Recién ahora en los últimos cien años, recién en 1935 las mujeres votaron por primera vez en una elección municipal. Antes de eso no teníamos idea y seguían siendo los españoles y los indios. No había más y eso se trasmitía de generación a generación, se educaba en los colegios, y nadie se habría atrevido a ponerlo en discusión. Quién tiene la verdad o la última palabra; nadie. Yo creo que en este siglo el tema es lo creativo.

Las redes digitales abren espacios para la creatividad, lo hemos visto en los movimientos sociales por ejemplo. ¿Cómo ves eso en la literatura

Hay que tomar en cuenta que hoy vivimos conectados y necesitamos comunicarnos, hablar de lo que nos pasa, más que antes, eso es lo que yo siento. El mundo personal antes era más reservado, también los sectores eran más cerrados, mucho gueto, familias que se casaban con integrantes de las mismas familias o con los amigos del colegio o del barrio. Había pocos intercambios entre las personas y estaban más marcadas las clases sociales. Lamentablemente el poder, todo el poder, sigue concentrado en un pequeño porcentaje de la población. A la oligarquía, se sumaron burgueses, empresarios, políticos y lobbistas.

Por otra parte, viajar es más fácil y accequible, Medio Oriente, China, Japón. Los acuerdos y convenios comerciales permiten intercambios y negocios detonaron un estallido neoliberal pero, también de creatividad, aparecieron las escrituras de la diversidad, los estudios de género, estudios culturales, indígenas, etc.

También circulan muchos libros y textos. Buenos, medianos, malos, hoy, todos publican y el mundo se llenó de escritores, escritoras, artistas, fotógrafo/as, arquitecto/as, músico/as, cineastas, etc. y de seres humanos creativos.

Un tema que se ha levantado con fuerza en relación con la creatividad en las redes digitales es el tema de la propiedad intelectual. Para la literatura, esto está relacionado estrechamente con la figura del autor. ¿Cómo te relacionas con estos temas?

Yo comparto textos en la web, muchos circulan en internet. A veces, voy subiendo pedacitos, muchos inéditos, pero no me preocupa, sé que nunca voy a vivir de la literatura, mis libros no son comerciales, así que el tema de los derechos no me complica. Mi trabajo es poco común y no creo que haya otra persona que pueda dar continuidad a mis textos ni suplantarme, así que no me importa.

En Internet vemos diversas formas de transgresión de la autoría y la propiedad, con fines creativos. A ti como autora, por ejemplo, ¿Qué te pasaría si te sucediera una cosa así? Si alguien intentara como, que se yo, tomará uno de tus personajes y intentara escribir historias a partir de eso.

Eso lo encuentro lindo, alucinante, como cuando me  llamó una niña y me dijo: Habla “Tulcea» y te quiero invitar al estreno de ‘Cierta femenina oscuridad’, yo quedé marcando ocupado. ¿Qué? –respondí sorprendida. No tenía idea que estaba haciendo una obra de teatro. Finalmente hicieron una obra increíble, que dirigió Sebastián Dham, era el proyecto de título de alumnas de artes escénicas de DUOC y respetaron los textos y todo. Es como adaptar un texto en otro soporte, en otro formato y eso lo encuentro alucinante. Que alguien se anime a hacer una interpretación de tu trabajo. Tengo una amiga Mexicana, Kourthney Tejones, artista visual, que ha trabajado con “Hembros”, a través de la web nos conocimos y resultó una muy buena dupla. Me pidió mis libros, se los mandé por correo certificado creo que por el año 2003. Ella pagó los costos de envío y yo asumí el precio de los libros. Un intercambio  justo, afectivo, productivo y saludable y esas cosas son posibles gracias a las tecnologías y redes.

En el fondo, mi experiencia al hablar con escritores tiene que ver con lo que dices tú, de la gratificación de que alguien lea y se interese por tu trabajo. La cuestión de los derechos parece ser secundaria.

Es que nadie gana plata con la literatura. O sea, si yo fuera académica e hiciera un doctorado, tal vez, haría clases y generaría mi economía por ahí, pero no soy académica, no me muevo en ese sector. Trabajo en diseño gráfico, tengo esta editorial con mi socio y estamos tratando de armar un proyecto editorial, hay una política en cómo se gestiona todo esto.

Notas

1 Eugenia Prado Bassi(Santiago 1962). Es escritora, co-fundadora, de Ceibo Ediciones junto a Dauno Tótoro, trabaja como editora, diseñadora y autora de la editorial. Es diseñadora gráfica de la Pontificia Universidad Católica de Chile. 1987 se titula con ‘La prisionera del bosque’, cuento infantil ilustrado que incorpora ilustraciones, pliegues y troqueles para incentivar la lectura en niños y niñas, ese mismo año publica El cofre, Caja Negra. En 1996, Cierta femenina oscuridad y en 1998, Lóbulo ambos publicados en Editorial Cuarto Propio. 2000, Surada Editorial publica una segunda edición de El Cofre.2004, se estrena Hembros: asedios a lo post humano, novela instalación, escénica plástica en el Galpón Víctor Jara. 2006, Desórdenes Mentales, obra de teatro dirigida por Alejadro Trejo. 2007 Objetos del silencio, secretos de infancia y en 2011 editado por Emooby Portugal. 2011 publica Dices miedo, novela visual; 2012 una tercera edición de El Cofre. 2014 publica BluViví y Gusaringo viajan en la marcianave, cuento infantil ilustrado en co-creación con Vicente Pinto Prado, todos en Ceibo Ediciones.2015, obtiene Beca del Consejo del Libro CNCA para terminar su texto Asedios. Recientemente publica Objetos del silencio, secretos de infancia, en versión, corregida y aumentada también por Ceibo. 2 Académica de la Escuela de Literatura Creativa de  la Universidad Diego Portales. Esta entrevista fue realizada en mayo de 2016, en  el marco del proyecto Fondecyt de iniciación N°11140247, “Cultura digital en Chile: literatura, música y cine”.