«11. Plaquettes de la mariposa y la iguana» de David González

«11. Plaquettes de la mariposa y la iguana» de David González

David González

El autor es nacido en 1979 en Capital Federal y se trasladó en 1986 a Viedma donde vive en la actualidad.
Publica poesía en publicaciones literarias, suplementos culturales y páginas webs culturales y poéticas de Argentina, Chile, Guatemala, Brasil, Nicaragua, México y España.
Ha participado en diversos eventos culturales de nuestra zona y ha colaborado en la antología Letras de la Comarca (Ediciones del Valle Bajo) en Viedma.
Poesía de indagación en su propio yo, en el mundo y en las posibilidades del lenguaje.
La poeta y escritora Ana María Destefanis ha definido la producción poética del autor como un universo donde :”se crea una tensión interna que lleva cada palabra hasta el límite de su fuerza expresiva donde el lenguaje poético se contorsiona sin violencia, en laberintos cargados de emotividad, donde fuerza y lirismo confluyen.
La sintaxis de cada poema es una aventura, cuyo ritmo conduce al lector a iniciar también su búsqueda, en un hermetismo luminoso donde intelecto y emoción por momentos luchan pero finalmente se encuentran y fusionan.”

 

david-gonzalez

 

Poemas

 

La angustia
es un animal
lamiendo los andrajos
de la incertidumbre
con una jauría
hambrienta atrás.

 

 

La tarde destila
puñal de ginebra
el viento
obliga mi miedo
cantar a espaldas de la ruta
donde el barro es dios
estoy hipotecando
mis huesos.
Un avión
rasga el himen
del cielo
agregando un dia mas
en mi vida.

 

 

Todo huele a pólvora pobre.
Dos sombras fingen ser personas
derretidas en el asfalto.
Un perro se fosiliza en garrapatas.
Se oyen voces estallando
entre las paredes
empujándonos para adentro
hasta disecarnos en polvo.
Afuera
el viento del mar
se encajona en el monoblock
y la música se seca.
Un disparo lejano
estría la mañana ciega.

 

 

Today
Le queda una hoja en blanco
empieza a crepitar
se reconoce una epidermis variable
-sus frases ya fueron pronunciadas-
palabras de muertos
que cree propias.
Sin presentirlo,
ella carga
un vértice de muchedumbre.

 

 

Aftas

La noche se astilla
en allanamientos de música vidriosa
la luna regula ciclos de un mar que esta lejos
queda un insomnio en los bolsillos
que nada empañe
lo que el cuerpo reclama.

 

Mis amantes
copulando en portales
de emergencia animal
siempre prestos al sacrificio
que las muchachas de cenicienta moral
repudian y sueñan.