Entrevista a Zuzana Husárová

Entrevista a Zuzana Husárová 1

Por Felipe Cussen 2 y Martin Bakero 3

En mayo de 2015 fuimos invitados por Zuzana Husárová a la segunda edición de Ô – Festival Zvukovej Poézie, el Festival de Poesía Sonora que organiza en Bratislava, Eslovaquia, y en el que también participaron poetas, músicos y artistas de otros países de Europa. Quisimos aprovechar esta oportunidad para conversar con Zuzana sobre su trayectoria académica y creativa, en la que se cruzan las palabras, el sonido y las tecnologías digitales.

Felipe Cussen: Primero, quería preguntarte sobre tu formación. ¿Estudiaste literatura u otra disciplina? ¿Comó llegaste a la literatura electrónica?

Zuzana Husárová: Hice un máster en estudios asiático-americanos de literatura e idiomas. Luego me inscribí en un doctorado con un tema mucho más amplio, relacionado con el hipertexto y la literatura. Allí empecé a meterme en la literatura digital y en otros medios conectados a la literatura.

F: ¿Hiciste tu doctorado acá?

Z: Sí, lo hice acá. En la universidad hay una institución especial que se llama Slovak Academy of Sciences, y allí tienen distintos institutos relacionados con la literatura mundial.

F: ¿Y antes de eso, cuál era tu interés por la literatura?

Z: Hice mi tesis de máster sobre la androginia en la modernidad y postmodernidad desde una perspectiva feminista. Siempre estuve interesada en la experimentación, pero era más experimentación material, no en medios digitales. También, en mi ultimo año de máster, empecé a trabajar en una radio y esto me hizo interesarme en los medios electrónicos, en la mezcla y la remezcla, y así sucesivamente.

F: ¿Cómo llegaste a la literatura electrónica? Casi nadie estudia esto en la universidad, ¿aprendiste en internet, recibiste recomendaciones?

Z: Ocurrió durante los estudios de doctorado. Participé en varias conferencias y entré en contacto con la Electronic Literature Organization. Después fui becaria Fullbright en el MIT y colaboré con Nick Montfort. Ahora enseño literatura contemporánea del siglo XX en Bratislava, en la Facultad de Educación, en el Departamento de Estudios Anglo-Americanos. También tengo un curso donde hago literatura de medios. Es un curso de escritura creativa, en el que enseño a mis estudiantes, que son profesores, cómo usar los nuevos medios con niños o adultos en la sala de clases para hacer la literatura más interesante.

F: Durante esos primeros años, ¿cuáles fueron las líneas en las que te interesaste más? Sé que hay algunas tradiciones diferentes, tú sabes mucho más que yo, pero, por ejemplo, en Estados Unidos hay gente que proviene de la Language Poetry u otros provienen de la poesía visual. ¿Cómo te insertas en esas tradiciones?

Z: Claro, está el grupo de E.L.O., o también el grupo de E-Poetry de Loss Pequeño Glazier, que viene más de la poesía. En mi tesis doctoral me enfoqué en los distintos aspectos de la poesía, la intermedialidad, la materialidad y la desaparición o no desaparición de la materialidad, etc. Fue más una experiencia americana pero también con conexiones por el lado alemán, como Friedrich Block o Roberto Simanowski y otros que también están conectados con antiguos ejemplos de literatura alemana de los años 50, o incluso de la época barroca. Me interesé en esto y cómo podía relacionarse con lo que ocurría en Eslovaquia.

F: En mi caso fue distinto, porque hace poco que estudio esto, llegué muy tarde, y me costó interesarme en la poesía visual realizada digitalmente. Más que las animaciones en flash, me interesé por las posibilidades de manipulación de textos, por ejemplo. ¿Cuál fue tu interés inicial, o cómo fuiste buscando lo que más te gustaba?

Z: Primero pasé por hipertexto y flash en el computador, y después fui hacia lo postdigital, en una combinación entre los medios digitales y analógicos, o incluso el cuerpo. Algunos festivales contemporáneos han hecho un cambio en este sentido: organizan exposiciones, lecturas, actuaciones e intentan mostrar a la gente que la poesía y la literatura no están solamente relacionadas con el escritorio, sino con todo lo que nos rodea.

F: Generalmente no se incluye a la poesía sonora en el ámbito de la poesía electrónica; ¿cómo ves esa relación?

Z: No toda la poesía sonora es necesariamente poesía electrónica, y a veces se piensan como campos separados, pero muchas veces se combinan. En mi caso, empecé a interesarme en el sonido después de terminar mi doctorado. Comencé a colaborar con L’ubomír Panák, que es programador y músico, en diferentes trabajos de poesía digital, y como antes en la radio hice de DJ, me pregunté cómo podría combinar diferentes voces en mis sets. Entonces empécé a interesarme más y más en esto, y el típico programa Traktor ya no era suficiente. Empecé así, y quise hacerlo porque me di cuenta que aquí casi nadie lo estaba haciendo y me parecía importante. Para mí es una necesidad. Todo el tiempo pienso en la poesía y la asocio a un nivel sónico. Las palabras que me vienen son más en un nivel sónico que en el nivel semántico.

F: Hablemos de tu libro Liminal. Debe haber tomado muchos años con toda la preparación del proyecto.

Z: Básicamente se inició por una colaboración con mi amiga Amalia Roxana Filip. Ya habíamos trabajado juntas en un proyecto de videopoesía y luego dijimos: “hagamos el libro”. Para mí, el libro era el último medio que todavía no había utilizado. Fue al revés: primero hice video poesía, poesía digital, poesía sonora, poesía visual y sólo entonces pensé: ¡sí, también están los libros! Nunca me había sentido parte de la cultura impresa pero cuando hablé con Amalia, pensamos que podríamos hacer un libro de poesía visual que fuera diferente. La idea era tratar de ir más allá de la tradición del libro y traer elementos que normalmente no están allí. Era la época en que estaba en el MIT. Es un lugar muy especial porque todo el mundo se vuelve muy creativo, la gente tiene muchas ideas. La redacción fue bastante corta porque escribí los textos dentro de cuatro meses.

F: ¿Lo escribiste directamente en inglés?

Z: No. Eso es gracioso porque primero lo hice en eslovaco, pero lo publiqué primero en inglés, así que tuve que traducirlo. Luego también lo publiqué en eslovaco. Bueno, y así hicimos los libros, pero cuando terminamos, todavía parecía que no era suficiente. Sabíamos que haríamos actuaciones y luego poesía sonora como parte del proyecto.

F: ¿Tu amiga hace los efectos visuales?

Z: Sí, muy a menudo está remezclando el libro de una manera que toma los elementos visuales y los pone de una manera distinta.

F: Claro, porque tiene un vocabulario visual muy conciso. Algunos tipos de signos se repiten.

Z: Sí. El proyecto se llamaba Liminal porque explora las ideas de estar en estado liminal entre los países, entre saber y no saber, o entre las partes del día. Se trata de la luminosidad que se divide en partes del día. Para mí, es como una experiencia del día que no es realmente un día. Pero ambos libros está escrito de manera diferente. Son muy similares pero tienen algunos cambios.

F: Me parece interesante también que, a diferencia de la mayoría de la literatura, que se trabaja de manera individual, en estos proyectos hayas trabajado de manera colaborativa.

Z: Creo que de alguna manera la colaboración es esencial hoy: ¿cómo se puede reflejar esta época, si no es desde las prácticas? Hoy, todo se trata de conexión, de reunión, y realmente no creo que se puede separar a la gente sólo por los cuerpos. Creo que hay algo que dice: soy parte de ti porque compartimos algo y no creo que un autor solitario puede ser productivo hoy sin considerar esto. Puedo apreciar las ideas de los solitarios, pero mi trabajo está orientado de otro modo. Si quieres ser un autor que refleje la época actual, creo que es importante que de alguna manera te conectes con la gente y que trates tus ideas de una manera que te mueva. Para mí, colaborar con otros artistas es importante porque me permite aprender sobre mis propios poemas antes de sacarlos al mundo. Por ejemplo, cuando colaboré con Amalia, aprendí mucho sobre mis poemas cuando los transformó en proyecciones visuales. También tengo otro proyecto donde colaboran cinco artistas: tenemos un bailarín, tenemos músicos, yo hago poesía sonora, Lubo hace poesía digital y Amalia hace las visuales. Es algo muy grande, con cinco personas, como una orquesta, que trata sobre el post-humanismo y la ciencia-ficción. Cuando les pregunté cómo podríamos trabajar de manera conjunta con estos distintos medios todos me dijeron: “por favor escribe el texto”. Se supone que el concepto siempre despega y te lleva a algún lugar. Para mí, la colaboración me permite abordar la fluidez de hoy. No creo que estemos solos como personas, no creo en las fronteras del cuerpo.

F: Casi siempre los escritores experimentales son también organizadores y agitadores culturales.

Z: Me siento mucho más conectada internacionalmente que nacionalmente porque no hay nadie haciendo poesía digital y casi nadie hace poesía sonora. Me siento mucho más conectada a ti, que eres de Chile, que a mis amigos poetas basados en el texto. Sus temas son interesantes, pero son diferentes a cómo los pienso.

F: Sí, es curioso, hacer sonidos extraños con la boca te permite una conexión mucho más directa a pesar de las diferencias lingüísticas… Por cierto, cuéntanos sobre este festival que has organizado, y que terminó ayer.

Z: Organizamos el festival de poesía sonora con el músico Miro Tóth. Es el segundo año que lo hacemos. Se produce una conjunción entre el uso de la voz desde la poesía y la música clásica así como la electrónica. No queríamos establecer una frontera porque no creemos que sea importante. Sólo queríamos unirlo y hacer que la gente se interesara en una fuerza distinta. Se puede hacer algo con el sonido de tu propia voz y llevarla a diferentes niveles.

F: Debe haber sido muy diferente para las personas que asistieron. ¿Qué crees que opinan de la poesía sonora quienes vienen de la música? ¿Quizás pensarán que es música mal hecha?

Z: No sé. Pero me parece genial que personas que provienen de distintas tradiciones se interesen en participar y puedan conocer distintas posibilidades.

F: ¿Cuáles son tus planes con el festival? ¿En qué dirección crees que va a crecer?

Z: No lo sabemos todavía, porque esta segunda edición acaba de terminar. El año pasado fue un día y este año fueron dos días, pero además sumamos otras actividades paralelas. Estoy feliz porque ahora lo abrimos también a la investigación y a actos públicos, y sumamos más instituciones. Creo que resultó más diverso que el año pasado. Veremos hacia dónde se dirige los próximos años.

Martin Bakero: ¿Cuál es tu metodología para crear un poema sonoro?

Z: Siempre comienzo con un concepto, con una idea o una referencia clara de lo que quiero hacer. Soy muy estructurada porque tengo experiencia en investigación. Y soy conceptual, entonces la mayoría de mis proyectos son conceptuales. Luego pienso en cómo puedo transformarlo de distintas maneras. También sucede que de alguna manera el concepto está conectado con la tecnología. Por ejemplo, estoy usando un controlador Midi que tiene una función específica que puedo usar, así que sé que puedo poner allí las palabras que están dispersas y hacer determinados sonidos. A menudo desarrollo el concepto, pero ¿cómo se siente o cómo se traducen las palabras en sonido después? La mayoría de mis obras son básicamente palabras que suenan como música. No hay fronteras, incluso cuando lo hago en vivo, porque combino los elementos en vivo con los sonidos pregrabados que ya he manipulado. En el proceso me voy preguntando cuál es la manipulación del lenguaje y de qué manera se puede realizar o no realizar, o de qué manera uno puede dirigir el poema y no conseguir ninguna respuesta, o dirigirlo y obtener una respuesta.

M: ¿Y la gente llega a entender lo que quieres decir?

Z: Eso sería lo ideal, pero no sucede mucho…

M: [Risas] ¿Es sólo una experiencia estética? Hemos hablado antes que el sonido va más rápido que el pensamiento y a veces el significado llega más tarde. ¿Pretendes que la gente entienda? ¿Pretendes que la gente lo disfrute? ¿Cuál es la meta de tu poesía?

Z: La combinación ideal sería la inmersión en el sonido con una comprensión conceptual. Muy a menudo me pasa que la gente me dice que hay muchas cosas que les cuestan entender, pero disfrutan el hecho de que lo sienten emocionalmente y, de alguna manera, lo experimentan. Algunas personas dicen: “wow, estaba en un viaje por el universo”. Otras dicen que es muy psicodélico. Otras dicen que les conté la historia de su vida, o que hablé sobre la muerte. Siempre intento desarrollar un concepto que sea comprensible, pero muchas veces esto implica una transgresión. Llevar a la gente a un estado que no han experimentado antes con un acto de transgresión ya es un gran logro. Además, hay información en la descripción de la obra, y si realmente quieren, pueden entrar en el concepto, y si no lo quieren, sólo pueden disfrutarlo.

M: Al contrario, ¿te cambia como intérprete cuando actúas y el público te dice que ha experimentado algo? Después de una actuación, ¿sientes que has cambiado un poco? ¿Aprendiste algo nuevo sobre lo que haces? Por ejemplo, cuando hago un poema, la gente viene a mí y me dice cosas que nunca he pensado, como “esto fue lo que entendí, esto fue lo que me quisiste decir”. El público me ha enseñado un aspecto diferente de mi poema. ¿Algo así te ha pasado después de una actuación o de un espectáculo público?

Z: Sí, porque no lo hago solo para mí. Lo hago para conectarme con ellos. Su reacción puede ser muy esencial. Me gusta preguntar a alguna gente: “¿entendiste?”, “¿cómo fue?”. La forma en que reaccionan me influye e influye mis propuestas para mis proyectos futuros. Por ejemplo, realicé una actuación multilingüe que trataba del polvo y de las personas en una tumba que se convierten en polvo. La base del poema era de pensar en el polvo, el cuerpo, etc. Una vez un chico me dijo: “siento como si estuvieras en un viaje en tren y alguien te dice durante 15 minutos todo sobre su vida. Después se va y nunca más lo ves, pero terminas con la sensación de que experimentaste su vida”. Esto fue muy interesante para mí, porque nunca había pensado en algo tan profundo. Algunas personas te dicen cosas que puedo entender más naturalmente, por ejemplo cuando grito y ellos sienten la piel de gallina. También es interesante ver cómo ayuda a seguir trabajando. Cuando me dicen que algo no está tan claro, intento hacerlo más claro después. Últimamente he estado muy interesada en los disturbios, por eso estoy colaborando con algunos poetas perturbadores. Estoy interesada en la manera en que se puede superar la experiencia individual en el escenario, donde pareciera que uno es un dios que la gente debe escuchar. Me gustaría superar esto mediante la colaboración. Trato de no ser la persona que se supone que dice la verdad, o qué hacer, o qué pensar, o cómo abordar las cosas. Cómo la gente reacciona me influye, y también influye mi experiencia en un determinado lugar, y cómo se relaciona con mi estado de ánimo. En el caso de la poesía sonora: ¿qué tan fuerte o suave hablo?, ¿cuánta gente está delante de ti?, ¿cuál es su reacción? No puedo gritar si actúo en una biblioteca y hay pocas personas, por ejemplo. Pero con la misma gente, en un lugar diferente como un bar o un club, puedo gritar.

F: Cuando se habla de tecnología, uno siempre piensa en posibilidades infinitas, pero en mi opinión lo más interesante de la tecnología es que también tiene límites. Por ejemplo, poner un computador sobre una mesa es un límite. ¿Cómo trabajas con estos límites?

Z: La mayoría de mis poemas son parte de límites, todo lo que hago es limitado, siempre trabajo con limitaciones. Si no tuviera alguna limitación, no escribiría nada. Todos mis poemas son restricciones. La tecnología es otra restricción interesante con la cual trabajo: a veces estoy parada detrás de una mesa y existe esta frontera entre el computador y la gente, u otras veces está en la manera que uso los programas. A veces tú puedes programar directamente los patches, pero yo generalmente trabajo con presets que combino y cambio. De alguna manera el poema está influenciado por todo eso. Lo mismo ocurre con los controladores o con sensores, que también te ofrecen opciones limitadas. Por ejemplo el Kinect, del Xbox, que permite controlar 3 variables, es decir no sólo hacia arriba y abajo, sino también la profundidad. Y pensábamos en lo poético que puede ser pensar en ir hacia atrás y adelante respecto a una transgresión del cuerpo humano.

F: Claro, porque las páginas son planas…

Z: Sí, exactamente. Y aquí puedes ir más allá.
Transcripción y traducción de Vincent Bé.

1 Esta publicación forma parte del proyecto Fondecyt Regular #1161021 “Poéticas negativas”.

2 Felipe Cussen es doctor en Humanidades por la Universitat Pompeu Fabra e investigador del Instituto de Estudios Avanzados.

3 Martin Bakero es poeta, Doctor en psicopatología, medicina y psicoanálisis de la Universidad Paris VII, y actualmente dicta su Taller de Terapoetas en distintos países.