El cantarillo de la mariposa nocturna

The Singing of the Night-Butterfly 1

Autor: Marcelo Paz Soldán2

Filiación: Editorial Nuevo Milenio/ Ecdótica, Bolivia

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Resumen: Este artículo hace un repaso al estado actual de la literatura boliviana (de manera general) y del libro Mariposa Nocturna –y otros cuentos– que es resultante del VII Concurso Plurinacional de cuento Adela Zamudio que es editada por la Editorial Nuevo Milenio (de manera particular). Un panorama en el que la literatura boliviana compite con el mercado de libros ilegales pero a pesar de ello se produce libros de excelente calidad literaria como Mariposa Nocturna –y otros cuentos–. El atisbo de Paz Soldán al estado de la literatura boliviana es sumamente importante dada su estrecha relación con el ámbito librero.

Palabras claves. Literatura boliviana – cuento – Concurso de cuentos Adela Zamudio.

Abstract: This article presents a brief analysis of Bolivian literature’s current condition (from a general perspective) as well as a particular inquiry of the short-story book Mariposa Nocturna –y otros cuentos– winner of the “Adela Zamudio VII Plurinational Short Story Contest» which is edited and published by Nuevo Milenio Publishing Company. It offers a panorama where Bolivian literature competes against an illegal book market. However, books of excellent literary quality are still produced such as Mariposa Nocturna –y otros cuentos. Paz Soldán’s point of view regarding Bolivian literature becomes quite relevant due to his close relationship with the national book production as the Director of Nuevo Milenio Publishing Company (in provision since 1996).

Key words: Bolivian literature – short-story – Adela Zamudio short-story contest.

 

Una de las leyendas que más me gusta de la literatura boliviana es Manchay Puitu de Jesús Lara3, recogida por don Antonio Paredes-Candiaen Antología de tradiciones y leyendas bolivianas II. La leyenda se sitúa a mediados del Siglo XVIII en la Villa Imperial de Potosí y nos relata la trágica historia de un sacerdote cuyo nombre no se recuerda. El sacerdote contrató los servicios de una india salida de una comunidad. Ambos se enamoran y la iglesia, para separarlos, envía al sacerdote a Lima en un largo viaje. Después de que el cura sufre una serie de peripecias a su retorno, y dado el rechazo de la gente a la india al enterarse de que se habían enamorado, ella decide dejarse morir, sola, de hambre, en la casa en la que ambos vivían. El sacerdote al encontrarla muerta la llora y reza en el cementerio todas las noches de donde, un día, decide robarse la tibia de la india para hacer de este una quena en la que componía las melodías más tristes que se podía oír. Para tocar en él lo introduce en un puitu, que es un cantarillo hecho de una arcilla especial, con lo que la música se transforma en un lamento lúgubre, casi pavoroso que traducía mejor su infortunio. El cura era conocido como el Manchay Puitu que quiere decir el cantarillo del miedo. No se sabe que ha sido de él pero es posible que el infeliz haya terminado su peregrinaje en este mundo.

En la historia del curita existe un momento de inflexión, donde los eventos toman un giro que lo deja ante un panorama desolador que es la muerte de su compañera, la india. El panorama de los libros en Bolivia no está exento de este punto de quiebre, como sucede con Manchay Puito.

Tenemos una literatura regular, si se quiere legal, en la que co-existen una serie de agentes: escritores, editores, libreros, gobernantes, distribuidores, placistas, importadores, exportadores, académicos. Todos ellos en un medio literario que más que haya crecido los últimos años es más bien probable que se haya fortalecido. Pero este mundo de los libros ha sufrido un desprendimiento –no se sabe exactamente cuándo– y es la creación de un escenario paralelo que es el de los libros piratas o, mejor dicho, ediciones piratas ya que, en muchos casos, existen criterios de edición y no de simple copiado; hay varios ejemplos de ello.

El desprendimiento para la literatura boliviana se da cuando se inicia la venta de libros piratas y estos, con el tiempo, se vuelven los reguladores de lo que se lee; ya no sólo tienen el rol de vender a un menor precio, lo que tendría un carácter incluso social, sino que ahora regula al lector al determinarle, en muchos casos, qué debe leer. No se tiene cifras exactas de cuánto se lee en libros piratas versus lo que se lee en legales, pero es probable de que cada diez libros que se lean unos ocho sean piratas. La diferencia entre ambos es notoria, más aún si se toman en cuenta los textos universitarios que se fotocopian. Un libro en el mercado pirata digamos cuesta 1 boliviano, en el legal de éste mismo puede costar hasta 4 bolivianos, es decir, cuatro veces más si es que uno tiene la suerte de encontrar el mismo libro en regulares y piratas.

Sin embargo, a pesar de este panorama algo desorientador, el (mayor) acceso a los libros en Bolivia está cambiando y esto se debe, principalmente, a dos razones: se produce más y a un mayor uso de dispositivos electrónicos como las tabletas y teléfonos móviles inteligentes; esto último, por lo pronto, sigue siendo una asignatura pendiente pero ya se tienen los primeros esbozos de agentes locales como el de Martínez Acchini http://martinezacchini.com/ o el de Editorial Nuevo Milenio a través de su página literaria http://www.ecdotica.com quienes trabajan en libros para ser leídos en formatos electrónicos. Asimismo, ya existen ediciones, como la de Ayda Levy, que puso su libro El rey de la cocaína disponible en Amazon, tanto en formato impreso como para kindle.

En el evento Recargados. Literatura, nuevas narrativas y cibercultura, en una serie de diálogos que se realizó en Sucre el 23 y 24 de octubre de 2013 en el marco del Festival Internacional de la Cultura, el periodista Rubén Vargas concluye que en Bolivia no hay Cibercultura pero ya se pueden ver los primeros atisbos de ello. Otros aspectos fundamentales discutidos es que ya se hacen libros especialmente para el internet, como Wordtoys http://www.findelmundo.com.ar/wordtoys/ de Belén Gache o Caminando Bogotáde Carlos Torres http://www.javeriana.edu.co/caminandobogota/blog/creditos.htm que amplían el uso de otros recursos como la música, lo gráfico, lo visual, etc. donde (algunas veces) el texto es guía y a partir de él se generan –a través del una serie de hipertextos– otros recursos. Según Miguel Aillón el nuevo formato de libros va generando una suerte de desterritorialización. Estos espacios aún son insípidos en Bolivia pero ya no desconocidos. El libro, en este formato, debe ser producido pero bajo otros esquemas de lo que hace una editorial. Asimismo, ya han aparecido libros multimedia, como La bodega de Jaime Saenz, La pascana de Gladys Moreno o La ausencia de Adela Zamudio, por nombrar algunos.

Este mayor acceso a los libros (legales) se debe, en gran medida, a los esfuerzos realizados por los distintos agentes que participan en él. Hay una cada vez mayor sincronía entre ellos aunque aún dista mucho de que tengan un discurso en común. Por lo pronto, y a pesar de esta aparente sincronía, todos ellos defienden, desde su propio punto de vista, sus intereses. Todos libran una batalla que es la piratería, y esto les ha dado una bandera en común.

En el caso de las librerías en las principales ciudades (La Paz, Cochabamba y Santa Cruz), estas no han aumentado pero tampoco han cerrado; en el pasado asistimos, horrorizados, al cierre del Cunumi Letrao y Lectura solamente en Santa Cruz. Creíamos que esto podía presagiar una cadena de cierres de otras librerías en el resto del país y más aún si se sumaban las voces de los libreros en continua queja de las “persecuciones” de las que eran objeto por parte del sistema impositivo. Aparentemente las aguas volvieron a su cauce y nuevas librerías se fortalecieron, especialmente en La Paz como Akademia y Baúl del libro. En el resto de Bolivia prácticamente no hay muchas librerías especializadas en libros –sino más bien en papeles, cuadernos, lápices, etc. – y en el caso de Sucre existen dos: Rayuela y el Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia que se especializan en libros de historia y no en ficción; el resto de libreros de la ciudad está dominado por las ediciones piratas.

Sin embargo, el circuito del libro legal en Bolivia se articula principalmente, como no, en ciudades del eje central: La Paz, Cochabamba y Santa Cruz los que se han dinamizado por las cámaras del libro existentes en éstas ciudades y la importancia de sus ferias internacionales las que han ido creciendo y han encontrado, digámoslo así, a sus propios lectores, con sus singulares características. Un lector en La Paz se parece en poco a uno de Santa Cruz, ambos buscan, por lo general, distintas lecturas/libros. Una característica en muchos lectores, sin importar donde éste se encuentre, es la necesidad de conocer a sus narradores, ya que son éstos, y no otros, los que finalmente cuentan los aconteceres y el sentir de su ciudad, sus percepciones y reflejan parte de su cultura. ¿Cómo entender un poco más de la cultura menonita en Santa Cruz y de los violadores de Manitoba sino se lee Los violadores del sueño de Manfredo Kempff?

Ampliando un poco más la idea podemos decir que las ferias en cada ciudad tienen su propia dinámica en la que las casas editoriales se destacan y promueven a sus autores locales. En Santa Cruz, por ejemplo, La hoguera y El país, compiten por los lectores promoviendo principalmente a autores cruceños o residentes en esa ciudad. No es de extrañarse entonces que los autores más vendidos sean Carlos Valverde, conocido comunicador cruceño, quien escribió De los amores de la vida y los compromisos de la muerte, y Sara Mansilla con su saga Benjamín. En La Paz se destacan editoriales como Plural, con un claro énfasis en la recuperación de la bibliografía boliviana (autores como René Zavaleta Mercado, Jaime Saenz, Adela Zamudio, etc.), El cuervo y la dividida Gente Común, y librerías de mucho peso como Lectura, Yachaywasi, Baúl del Libro, Escaparate Cultural, El Pasillo. Entre sus autores más destacados, de la nueva generación (y otros no tanto), tienen a Juan Pablo Piñeiro, escritor de la excepcional novela Cuando Sara Chura Despierte, Wilmer Urrelo autor de Hablar con los perros y Adolfo Cárdenas, quien escribióPeriférica Boulevard. En Cochabamba el panorama editorial lo representan en gran medida Kipus, Nuevo Milenio y Pseudo Editores, estos últimos especializados en el género de la historieta. Sin embargo, entre sus autores locales se destacan Edmundo Paz Soldán, autor de Río Fugitivo, Ramón Rocha Monroy quien escribió El run run de la calavera, Adolfo Cáceres, Gonzalo Lema, Tito Gutiérrez, Gaby Vallejo, Rodrigo Hasbún, por nombrar algunos. Destacamos el hecho de que el autor es considerado de la ciudad en la que vive y no de donde ha nacido; así, Gonzalo Lema que ha nacido en Tarija, es considerado un escritor cochabambino.

Lo interesante en Bolivia es que si bien las editoriales, libreros, cámaras del libro y ferias se han fortalecido –algunos incluso han crecido– esto no quiere decir que los lectores sean cada vez más. ¿Cómo hacer para fomentar la lectura y crear hábitos en mayor cantidad de personas sin ampliar el número de espacios lectores? Pareciera que los lectores más bien se han mantenidolos mismos o entran aquellos esporádicos que buscan novedades o libros relacionados a su acontecer profesional. Es así que es posible que un estudiante entre a una librería en busca de Juan de la Rosa de Nataniel Aguirre, porque se lo pidieron en la escuela, pero nunca más regrese a la misma. Los lectores que hay que cultivar son los que tienen el hábito de leer, aquellos que están en búsqueda permanente de libros y de qué leer.

El estado plurinacional boliviano, presidido por Evo Morales, es un actor fundamental promulgando la Ley del Libro “Oscar Alfaro” Nº 366 del 29 de abril de 2013 en la que señala, textualmente: “Los Ministerios de Culturas y Turismo, y de Educación, definirán e implementarán el Plan Plurinacional de Fomento al Libro y la Lectura, en forma coordinada y participativa con todas las organizaciones e instituciones vinculadas al sector, que contendrá programas, proyectos, estrategias e instrumentos relativos a la promoción, difusión, fomento y sensibilización.” La idea de esta Ley es la de disminuir el precio final de los libros para que sea más accesible al gran público lector. Si bien esta política era absolutamente necesaria en un país que, en general, lee muy poco, aún no es suficiente y el impacto ha sido muy pequeño. Los precios en los libros, en general, se han mantenido.

El cambio de paradigma en torno al libro no es fácil y requiere mucho tiempo en entenderse y en que los actores se adecúen a ella, que los mismos encuentren un bien común y dejen de lado sus propios intereses. El ámbito literario es probablemente uno de los pocos del acontecer cultural en Bolivia (junto al teatro, la danza y la fotografía) que sigue en continua pelea contra lo pirata, lo ilegal. Otros aconteceres la tienen un poco más complicado como el cine o la música, donde lo pirata es lo regular (los piratas son los que determinan, finalmente, qué oiremos o qué veremos). Ojalá no nos suceda lo mismo con lo que leeremos o terminaremos todos intercambiando libros de Paulo Coelho, Cuauhtémoc Sánchez, Vargas Llosa, Stieg Larsson, Dan Brown, García Márquez, Quino, y un largo etcétera. Un panorama algo apocalíptico para alguno de nosotros; no se me malinterprete ya que no tengo nada contra alguno de estos autores a quienes a muchos de ellos he leído con verdadero placer, pero me gusta mucho la literatura boliviana, he seguido (y promovido) muchas de las nuevas voces narrativas y disfruto leyéndolos. ¿Por qué lo pirata debería determinar mis lecturas (o las de otros)? ¿Decidir qué se lee por que el precio del libro es menor?

Pero los premios literarios o concursos también se han fortalecido. Ya no sólo las casas editoriales compiten por los lectores sino que ahora se estimula la creación narrativa desde los premios que se tienen en el país. Los principales, como no podía ser de otra manera, se encuentran en las ciudades de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz. En La Paz está el Premio Nacional de Novela promovido de manera conjunta entre el estado boliviano y la empresa privada. En poesía se tiene el Yolanda Bedregal y en cuento el Franz Tamayo. En Cochabamba está el Concurso Plurinacional de Novela Marcelo Quiroga Santa Cruz, en cuento el “Adela Zamudio”, en poesía el Edmundo Camargo y hay uno en historieta. Asimismo, en Cochabamba, en el 2013 se ha convocado, para el 2014, el Premio Internacional Kipus, dotado con US$ 20.000 para el ganador. En Santa Cruz existen los premios del Gobierno Municipal para novela, cuento y poesía. Los montos de los premios son cada vez mayores. No es raro, por tanto, encontrar una nueva camada de escritores que se están dedicando a escribir para ganarlos y vivir de ellos. En Santa Cruz Roger Otero ha ganado siete veces consecutivas el Premio Nacional de Literatura Santa Cruz de la Sierra.

Los premios ayudan a fomentar la aparición de nuevos escritores o a consolidar a los existentes. No son fáciles de ganarlos, son competitivos, duros. El caso que ahora nos ocupa es el de los resultados del Concurso Plurinacional de cuento “Adela Zamudio” que es organizado de manera conjunta por el Gobierno Autónomo Municipal de Cochabamba a través de la Oficialía Superior de Cultura y la editorial Nuevo Milenio; este concurso con los años ha ido ganando prestigio.

Es así que ahora el curita de Manchay Puito, que es en realidad la voz de los mismos autores, nos habla(n) de cada uno de los cuentos:

El cuento Mariposa nocturna escrita por Rodrigo Urquiola Flores (La Paz, 1986) y ganador del VII Concurso Plurinacional de Cuento Adela Zamudio consigue una resolución ambigua y es por esto que el narrador de la historia, a través de su propia voz y visión de «lo real», se encarga de ponerse en constante sospecha. ¿Qué es esa sospecha?, es aquello que sale de sus labios en forma de lenguaje, esa lectura de una realidad que está huyendo constantemente de los ojos que quieren atraparla. La realidad –utopía inalcanzable– es lo cierto. Y lo único cierto, en el territorio de este cuento, es la presencia de la mariposa nocturna. Hay dos mariposas nocturnas que interactúan entre sí como espejos aparentemente distanciados. La mariposa nocturna visible, animal o cosa, es un espejo que refleja una mariposa nocturna invisible, la niña, o, mejor dicho, ese fantasma incierto, que puede no ser lo que creemos que es o, mejor dicho, lo que quisiéramos creer que es. La ambigüedad radica, precisamente, en la fusión de estos dos espejos.

Los Versos Avernales de los Dioses Internos de Rodrigo Delgado Quiroga (Cochabamba, 1988) es un cuento de múltiples lecturas. Puede ser fantástico o también como una alegoría, o incluso ir más allá. Esto porque opera en varios niveles, pues posee mucho subtexto implícito y, además, varios intertextos (mitológicos entre otros). Por más de que haya un notorio acercamiento a lo andino (cosmovisión andina, etc.), el autor trata de ser muy cuidadoso en no caer en el cliché, en un discurso que puede tergiversarse y desgastarse. De alguna manera lo que por un lado parece hacerle situar en un espacio geográfico determinado, en realidad se convierte en un espacio interno. Se convierte en una metáfora de paisajes internos del personaje que ayudan a mostrar su desarrollo y su trascendencia. Su búsqueda, que a la vez es la del autor. Este tal vez es uno de los elementos más importantes, pues cree que la literatura es la búsqueda de uno mismo. Rodrigo está convencido que al escribir uno puede llegar a un estado de conexión absoluta donde uno ya no es el que habla (escribe, en este caso) si no son muchos, los antepasados, las otras facetas de uno mismo que han sido reprimidas y olvidadas, etc. Eso es lo que le pasó con Los Versos Avernales, que se convierte en un medio para expresar muchas voces, y al mismo tiempo para reencontrarse o reconocerse. Este también es un aporte interesante del cuento, pues juega mucho con la paradoja y la relatividad, cuestionando la realidad unidimensional, mecánica y objetiva que se percibe. Propone un universo que no necesariamente tiene que ser fantástico (en el sentido de que es una ilusión mental o imaginaria), sino que está orientado a rescatar paradigmas que proponen una forma diferente de percibir la realidad; tanto los ancestrales, como las nuevas teorías científicas, que muestran una realidad más compleja y multidimensional. Por eso, en el epílogo, el personaje se vuelve etéreo y relativo, pues deja su cuerpo (cóndor de los andes). Deja su materia para ser parte de algo más grande. En realidad es su encuentro absoluto, ser parte de la nada, del vacío. También resulta interesante la coherencia entre el contenido y la forma (diagramación, versos, etc.) ya que da al texto un ritmo bastante particular y puede llegar a orientar al lector por diferentes caminos.

En el caso de La mujer de mi vida de Eunis Carla Mamani Torres (Cochabamba, 1985), es un cuento de corte intimista donde existe un diálogo entre la autora y sus seres queridos, aquellos que la rodean y que, de alguna forma, ficcionaliza en un guiño claro de agradecimiento. Es un cuento de añoranza a la madre si no se la volvería a ver, pensar en qué pasaría si en verdad nunca más la viera y en el tiempo que perdemos teniendo a las personas que queremos a nuestro lado y que en algún momento ya no estarán.

La desaparición de Saturnino Paxi de Aldo Ricardo Medinaceli López (La Paz, 1982) es un relato ambientado en los años 90 (“marcado por los giros impredecibles que atraía el fin de siglo”), con algo de estética vintage, teléfonos a disco, abogados que todavía utilizan máquinas de escribir, archivos inmensos y todo eso. Intenta crear un espacio barroco y abigarrado –utilizando a su  vez un lenguaje barroco y abigarrado para que este espacio sea verosímil–. Si bien la Casona tiene un referente real [la Casona Kuljis], también se relaciona con los conventillos –digamos literarios– de René Bascopé y Jaime Sáenz.

Por otro lado existen referencias históricas a un personaje llamado A. Biscay, cuyo libro Relation des voyages dans la rivière de la Plate publicado en 1696 es una crónica sobre sus negociados en el territorio que hoy es Bolivia: negociados más o menos corruptos y con ganancias exageradas.

El relato intenta entender el mecanismo de la ambición en la psique del individuo, mediante la tendencia a la enajenación y el permanente intento de ser otro, de ahí que Paxi [que significa luna] sea como un constante reflejo de su entorno corrompido, mientras que Colquesiñani [que significa ‘hacerse rico’] solamente piensa en el dinero. Mediante estas y otras tensiones se arma el relato La desaparición de Saturnino Paxi. No hace falta decir que el personaje principal es la Casona, o que la Casa de Usher fue una muy fuerte influencia.

Respecto a Música de banda de Claudia Andrea Michel Flores (Potosí, 1980) toca el tema de lo fortuito de la amistad, de cómo surgen. No siempre son los amigos del colegio de toda la vida, sino que hay otras personas, a veces muy distintas pero que se llegan a hacer amigos por otras circunstancias. Es una mujer, la narradora, tratando de entender las amistades masculinas. La amistad tiene mucho que ver con compartir sentimientos, y dado que por cultura los hombres no suelen ser tan expresivos entre ellos, a la autora le interesaba contar una situación real donde pudieran verse esas cosas. A esto se suman algunas historias del padre de la narradora en relación a sus amistades, sobre todo la escena del llanto en el cementerio, al escuchar la música de carnaval. Ella, sin embargo, nunca ha visto llorar a su padre, siendo éste el detonante del cuento.

El cuento Presa del instante de Teresa Constanza Rodríguez Roca (Santa Cruz). El disparador de esta historia es la empleada: rara y misteriosa. Este cuento no habría funcionado con otra voz narrativa que no fuera la del monólogo interior. La autora recurre al dicho nietzscheano: “no hay hechos, hay interpretaciones”, para dejar al lector en completa libertad de interpretar por sí mismo el cuento. El tiempo, la percepción del instante (que no es igual para todos), es el tema principal de esta historia. Lo real, lo soñado, lo temido, el bien, el mal vendrían a ser subtemas. Justina, el personaje principal, a ratos vive en un estado atemporal, duda de sus recuerdos, se pregunta si fue real lo que vivió o sólo un sueño. Es consciente de la psicopatología que sufre. Es una mujer complicada, contradictoria. Es resentida, obsesiva, peligrosa.

Esta “peligrosidad” corre a lo largo de todo el cuento, como una atmósfera oscura, no explícita, que constituye la historia subterránea, sugerida únicamente mediante el significado de palabras apropiadas, para que el lector pueda ir “maquinando” posibilidades, a medida que avanza con la lectura del cuento. Por tanto, la historia sólo admitía un final abierto, como consecuencia lógica del presente ficticio, que es la hora de reposo de la empleada bajo el naranjo. Lo demás, es decir, las acciones, los otros personajes, la descripción de ambientes, están en la mente de Justina, ya sea como retrospectivas o prospectivas. Queda la pregunta de cómo cayó la anciana por las escaleras, ¿cayó sola, está viva? ¿La empujó la empleada, quien llegó a esa casa con un nombre y certificados de trabajo inventados? ¿Estuvo Justina realmente bajo el naranjo? ¿O está en el sanatorio?

Hemos hecho un breve recorrido por la literatura boliviana y de cómo ésta está cambiando, no sabemos si para bien o para mal, pero ya nos enfrentamos a un nuevo panorama, creo, más complejo, fortalecido. Este cambio se da también en el surgimiento de nuevas voces narrativas, más arriesgadas, con nuevos registros y propuestas estéticas distintas: no mejores, no peores. Este libro de cuentos, lo considero, es reflejo, de alguna manera, de ese cambio.

 

BIBLIOGRAFÍA

Urquiola Flores, Rodrigo. Mariposa Nocturna –y otros cuentos–. Cochabamba, Bolivia: Editorial Nuevo Milenio, 2013. Impreso.

Paredes-Candia, Antonio. Antología de Tradiciones y Leyendas Bolivianas. Tomo II. Editada por José Camarlinghi. La Paz, Bolivia. Impreso.

 

1- Texto utilizado en el prólogo del libro Mariposa Nocturna – y otros cuentos – que resulta del VII Concurso Plurinacional de cuento “Adela Zamudio” Versión 2013. Editado por Editorial Nuevo Milenio. Diciembre de 2013.

2- Cochabamba, 23 de enero de 1969).- En 1996 creó la Editorial Nuevo Milenio y el 2000 el Premio Nacional de Primera Novela. El 2003 – 2006 fue Director del Centro Simón I. Patiño donde organizó el Encuentro de escritores latinoamericanos. El 2007 crea Ecdótica. Su aporte ha sido fundamental en la creación de la Cámara del Libro y la Feria Internacional del Libro de Cochabamba. Desde el 2012 se encarga del Concurso de Cuento ‘Adela Zamudio’. Ha escrito, junto a Luis. H. Antezana, los libros multimedia La bodega de Jaime Sáenz y La pascana de Gladys Moreno.

3- La historia del Manchay Puitu de Jesús Lara se encuentra en la edición de 1968 de Antonio Paredes-Candia del libro Antología de Tradiciones y Leyendas Bolivianas. Tomo II. Editada por José Camarlinghi. La Paz, Bolivia.