Felisberto en el piano, Goic en el silencio

Autora: Cynthia Rimsky ((Cynthia Rimsky nació en Santiago en 1962. En 1995 obtuvo el primer premio en los Juegos Literarios Gabriela Mistral por el relato inédito El aliento de Fátima. En 2001, tras un viaje por los países de donde emigraron sus abuelos, publica la novela Poste restante, que en 2002 obtiene el segundo lugar en el Premio Municipal de Santiago, y que acaba de ser reeditada el presente año por Sangría Editora. El mismo 2002 recibe la beca Fundación Andes y viaja al norte de Chile para escribir La novela de otro, publicada en 2004. En el año 2009 publica Los perplejos.))

(Santiago, Chile)

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Andrea Goic no había leído a Felisberto Hernández cuando Ricardo Loebell la invitó a participar en una exposición colectiva sobre el escritor en el Espacio de Arte Contemporáneo de Montevideo entre diciembre del 2012 y febrero de 2013. En Santiago no se encuentran sus obras completas y me encargó que las buscara en Buenos Aires. En las librerías que consulté faltaba el primer tomo. Goic completó las obras completas en un viaje a México.

¿Cómo lee a Felisberto una artista visual?

“¿Cómo leo? Antes o después me interesa saber algo de la persona que escribe, se arman distintos sentidos una vez que se conoce algo de sus vidas. Que nunca son «sus vidas» realmente, pero es el juego. Me entretiene descubrir «maneras» de escribir, los andamios y las arquitecturas que están implícitas.A veces leo los ensayos como novelas; Justo Mellado, por ejemplo, lo tengo grabado en video leyendo sus ensayos como si fueran una novela negra. A veces rayo completamente un libro, cuando me entusiasma mucho, incluso con dibujos, ideas, como una antieditora. En el caso de Felisberto, sentí todo el tiempo como si él escribiera con una cámara de cine en la punta de su lápiz…  lleno de travelling descriptivos,lentos, zoom in, cámara a plomo, primerísimos primeros planos. Bueno, y algo muy presente en su escritura es la luz; escribe en mucha penumbra y la luz a veces protagoniza la acción” ((Todos los entrecomillados son de Andrea Goic)).

¿Qué averiguaste de la vida de Felisberto?

“Lo primero que me entusiasmó, fue leer que había tocado piano en vivo para funciones de cine mudo. Alguna vez escuché contar que mi abuelo había tocado el piano en un cine que un cuñado instaló en Cartagena por los años 20. El piano negro de mi abuelo -el que se ve en mi video-  fue una vara que me mostró cuánto iba creciendo; recuerdo que mis ojos apenas veían las teclas… me entretenía escuchando el choque de sus uñas contra el marfil milésimas de segundos antes de que sonara la nota… mirando el cambio de brillo en el costado de una techa, que aparecía veloz, al hundirse la tecla contigua… sus zapatos negros presionando pedales que no comprendía. Él tenía las manos y un porte enorme, me asustaba su seriedad, me asustaba su pasión, me asustaba Beethoven. Al mismo tiempo tenía algo del humor de Chaplin cuando no le pesaba la vida. Era muy intenso. Su piano ha sido fletado de casa en casa de familiares, cada vez que lo veo no puedo dejar de pensarlo como su féretro”.

¿Qué rayaste en sus libros?

“Aunque hablaran con palabras fuertes, esas palabras estaban rodeadas por otras que no se oían… Yo mismo, con mis ojos de ahora no la recuerdo: yo recuerdo los ojos que en aquel tiempo la miraban; aquellos ojos le transmiten a éstos sus imágenes, y también transmiten el sentimiento en que se mueven las imágenes… El cine de mis recuerdos es mudo… (Nadie encendía las lámparas) Dígame la verdad: ¿porqué se suicidó la mujer de su cuento? ¡Oh!, habría que preguntárselo a ella. Y usted, ¿no lo podría hacer? Sería tan imposible como preguntarle algo a la imagen de un sueño… Al silencio le gustaba escuchar la música… Sus opiniones tardaban. Pero cuando el silencio ya era de confianza, intervenía en la música: pasaba entre los sonidos como un gato con su gran cola negra y los dejaba llenos de intenciones… Miró el piano negro como si se tratara de un féretro.”

¿Qué imágenes dibujaste en el margen?

“Mientras leía monté sobre sus textos los ambientes de las películas de Buñuel, sus personajes y su forma de narrar con la cámara… Este es Felisberto “filmando” con una cámara a plomo, un movimiento zoom-in en cámara lenta hacia el rostro de su mujer: –Al final se levantó, fue hacia su mujer y se empezó a inclinar lentamente, hasta que sus labios tocaron la mejilla de ella; parecía que el beso hubiera descendido en paracaídas sobre una planicie donde todavía existía la felicidad-. También este otro zoom-in: –Apenas puso sus ojos sobre el agua se dio cuenta que por su mirada descendía un pensamiento-.”

¿Por qué escogiste una escena Ensayo de un crimen de Buñuel?

“Mi abuelo, Buñuel y Felisberto, vivieron en la misma época, todos nacieron los primeros años del siglo XX, usaron sombrero, leyeron El Quijote», fueron machistas, fumaron a morir y se ubicaron cerca del anarquismo: mi abuelo era amigo de Clotario Blest, escribía poemas y pintó los últimos años de su vida escenas de Chile popular. Midiendo en la vara del planeta, mi abuelo fue el más lejano a Europa, nunca se pudo desprender completamente de la pobreza y del matriarcado católico que lo formó; Felisberto nació de cara a Europa y viajó; Buñuel tuvo que emigrar de Europa… hubo un tiempo en que los tres habitaron este continente en blanco y negro, y es ese momento el que mi video contiene”.

Estas son las vertientes que alimentaron la obra. Goic no tiene reparos en ponerlas en un cuadro, a un costado de la pantalla del Gmail. Para bien o para mal a los periodistas que escribieron sobre su obra no se les ocurrió preguntarle por ella a ella. Tal vez Goic es más astuta que yo, que pregunto por el origen de las cosas, y sabe que nada de lo que diga me permitirá ver La máquina de Felisberto o Moto perpetuo. Hay algo que escapa al relato de su proceso de creación, una alquimia que se produce cuando la artista mete las manos en la obra y borra, como el mar en la desembocadura, las huellas de las otras aguas que confluyeron a la suya. Acepto el desafío, con una salvedad: leeré La máquina como Goic leyó a Felisberto. Buscaré saber de la vida que no es “su vida”, sus «maneras» de escribir, “los andamios y las arquitecturas implícitas”; como si fuera una novela, voy a “rayar”, a “dibujar”, a “escribir ideas”, “como una anti editora”.

Es la segunda vez que Goic aparece dentro de una obra suya. La primera vez fue en  el 2004, en un díptico titulado Again ((Again forma parte de la serie Genealogías que también incluye Zoom in (2005) Biografía 1 (2005)  “Aquí presento a mi abuelo” (2006), Variaciones(2006/7) (www.andreagoic.cl). )), como el tema cantado por Doris Day. En una filmación casera de 8 segundos aparece la abuela de la artista con anteojos oscuros en una playa. Junto a ella, en otra filmación casera y en otra playa, está la artista con lentes oscuros. Again contiene cuatro movimientos: la abuela baja la cabeza, se saca los anteojos, mira el horizonte y baja la mirada. Goic dobla tres de esos movimientos; en el último, en vez de llevar la mirada hacia abajo, la mantiene en el horizonte. Henry James dice en El arte de la novela que una vida completa no constituye un drama, pero si esa misma vida la narramos en dos horas, tendremos un drama. En esos 8 segundos Goic cuenta la vida de su abuela. En el último segundo cuenta la suya. Curiosamente esta obra es la única de sus 19 trabajos, reunidos en su libro DVD Video/Goic 1996-2006, que se puede ver en internet.

La máquina de Felisberto dura 2 min 10. Han pasado ocho años. Todos ese tiempo, de una manera u otra,Goic ha seguido trabajando de manera personal en la memoria. Ahora en el otro cuadro no está su abuela. En realidad en La máquina de Felisberto no hay otro cuadro. La artista está sentada frente a un piano. En vez del rostro, enseña sus manos. Viste de negro. Por lo que escribe en el cuadro del Gmail sé que es el piano de su abuelo.

Voy a dibujar sobre el piano ante el que la artista permanece sentada y en silencio, un ataúd. Dicen que las personas que van a morir, en sus últimos minutos, recuerdan toda su vida. Goic demora 2 minutos. La vida de uno nunca es la vida de uno, es la vida de todos los que jugaron un papel en nuestra vida, y la vida de los otros en los que desempeñamos un papel; también está la representación de esa vida que hicieron Felisberto Hernández, Luis Buñuel, Andrea Goic… Cómo no sentarse con las piernas juntas y las manos cruzadas ante ese féretro, cómo no detenerse y leer esos 2 minutos.

“Con las imágenes de la película de Buñuel armo una escena en la que un hombre besa la realidad y besa la ficción en un «movimiento perpetuo» , ¿no es eso el arte?, ¿el artista? Ese brazo que entra a cuadro y lo interrumpe…¿no es acaso la cuenta de VTR o la hora con el otorrinolaringólogo?”

¿Y no es también la muerte del drama, de esos 2 minutos o 2 horas en los que la realidad se vuelve invención y la ficción, realidad?  La literatura de Felisberto Hernández tiene ese compás, la posibilidad real de depositar un beso en un maniquí y de dudar cuál labio es real y cuál, una invención.

El ángulo en el que está filmada la escena se llama cámara “a plomo”. ¿Qué es eso?, le pregunto. “La mirada de dios”, contesta Goic, con minúscula.

La artista abre la tapa del piano e interrumpe la representación. No sabemos si para dar el último adiós al drama o para acompañar ahora sí, la función. Goic no es músico como Fesliberto, tampoco escritora, aunque su última obra Video Tremens sea un libro. Al escribir sobre las teclas del piano algunas de las frases que rayó en las Obras completas, la artista nuevamente está doblando a un otro, esta vez a un escritor que dobla a un pianista que dobla en el piano la voz de películas mudas que doblan en silencio los actores en la pantalla. Goic repite todos los movimientos de Felisberto; como en Again, el último es su propia vida.

Lo que Goic ha creado es una máquina para recordar.

 

Ver video de Andrea Goic aquí.

 

 

 

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